miércoles, 14 de mayo de 2008

Estrés y consecuencias: Una mirada al estrés en los estudiantes universitarios



“Nuestras actitudes controlan nuestras vidas, las actitudes son un poder secreto que trabaja 24 horas al día, para el bien o para el mal. Es de suma importancia que sepamos como manejar y controlar esa gran fuerza”

-Charles Simmons-


Vivimos en una época en la cual el ritmo de vida de las personas es bastante rápido. Prácticamente ya no queda tiempo para hacer las cosas. Tareas, trabajos, exámenes, reuniones, entrevistas, compromisos, citas, salidas con los amigos, son eventos que un estudiante universitario realiza constantemente a lo largo de su proceso de aprendizaje. Sin embargo, cuando empieza a haber una sobrecarga de todos estos sucesos, aparece el estrés, definido por John Romero como “la respuesta del cuerpo a toda exigencia o presión”. No obstante, lo más importante de todo esto son las consecuencias que este fenómeno trae en la vida de los estudiantes y que repercute en muchos ámbitos, ya sea, académico, físico o psicológico.

En algunas ocasiones, los estudiantes tienden a sufrir un nivel muy alto de estrés que puede ocasionar problemas físicos y enfermedades muy graves. Además, la mayoría de las causas que ocasionan estrés en los estudiantes, están relacionadas con actividades del área académica. Por ejemplo, una encuesta realizada en la Universidad ICESI a cien estudiantes de diferentes carreras y de primer y segundo semestre, reveló que los cinco acontecimientos más estresantes eran: no lograr entender a los profesores, soportar clases aburridas, tener muchas cosas por hacer, sufrir el afán de entregar trabajos y proyectos y tratar salir bien en la universidad. La acumulación de todas estas causas con muchas otras similares, crean en el estudiante un ambiente de trabajo tenso y agobiante, en donde el agotamiento empieza a ser evidente. Según el Libro de la Medicina Familiar, esta exposición continua al estrés a menudo provoca enfermedades como depresión, dolores de cabeza, dispepsia, palpitaciones, pérdida de apetito y dolores musculares. El origen de estos padecimientos se debe a que cuando nos enfrentamos a una situación estresante, el cerebro y el cuerpo responden aumentando la producción de ciertas hormonas, como el cortisol y la adrenalina. Éstas provocan cambios en el ritmo cardíaco, la presión, el metabolismo y la actividad física. Lo más grave del caso es que a medida que avanza el tiempo y si no se toman medidas adecuadas, estas enfermedades se pueden tornar crónicas, hasta el punto en el que ya no puedan controlarse y se tenga que recurrir a un especialista para seguir un tratamiento. En suma, todas estas enfermedades afectan directa o indirectamente el desempeño académico de los estudiantes, debido a que estas se tornan en un obstáculo más para lograr todo lo que se proponen.

De igual forma, el estrés no solamente afecta a nivel físico, sino que también lo hace a nivel emocional y psicológico. Romero, en su libro, menciona que es normal que una persona reaccione con emociones y sentimientos frente al estrés, pero cuando estas emociones son más intensas y las reacciones se tornan anormales, indican que hay un nivel muy alto de estrés. Entre más exagerada sea la respuesta de una persona a una situación estresante, así mismo su nivel de estrés será más alto. Hay muchos casos que se ven a diario en el ambiente universitario que reflejan este tipo de actitudes. Por ejemplo, cuando un estudiante siente ansiedad súbitamente porque le dicen que la próxima clase tiene un examen, o cuando siente rabia porque le habla a sus amigos y no le responden, o cuando se enoja con ellos por pequeñeces y cosas sin demasiada importancia, o simplemente cuando siente temor porque se le acusa de algo que no ha cometido. Del mismo modo, hay otras señales de alarma al estrés, entre las que podemos mencionar el sentimiento de fracaso, la pérdida de confianza, la tristeza, los sentimientos de culpa, la frustración, la indecisión, la intranquilidad y hasta pensamientos sobre la muerte y pérdida de interés en la vida. Podría decirse que estos efectos psicológicos pueden ser los síntomas clásicos de una enfermedad mental. Eso es cierto, aunque podría pensarse que en algunos casos esa enfermedad mental es una respuesta emocional extrema al estrés. Por último, se aprecia que este tipo de reacciones pueden llevar a que el estudiante tome decisiones fatales y también le afectan en sus labores académicas.

Como ya lo he venido mencionando antes, todos estos efectos del estrés se ven reflejados en la vida académica del estudiante. Si no se tiene un adecuado control del estrés, este puede hacer que el desempeño del estudiante no sea el mejor. El siguiente es un caso hipotético donde se demuestran las repercusiones del estrés: Nicolás, un estudiante de Economía y Negocios Internacionales debe presentar el examen final del curso Álgebra y Funciones, sino gana este examen, no aprobará el curso y por lo tanto deberá repetirlo por tercera vez. Ha estado estudiando toda una semana para poder ganarlo. A la hora del examen, se siente muy nervioso, el estómago le cruje, el pulso se le acelera, le sudan las manos, se le seca la boca, siente ganas de ir al baño y el corazón le late en forma acelerada. Nicolás presenta el examen en estas condiciones. Después, va a reclamar los resultados del examen y se da cuenta de que lo ha perdido y que deberá de hacer este curso nuevamente si es que quiere llegar a ser un profesional. ¿Por qué perdió el examen si había tenido una muy buena preparación? La respuesta es muy sencilla: por el estrés. Si Nicolás se hubiera controlado y tranquilizado a la hora de presentar su examen, lo más probable es que hubiera podido presentarlo fácilmente, sin ningún bloqueo mental, acordándose de todo lo que estudió y a lo mejor lo hubiera ganado. Un mal manejo de una situación estresante puede traer repercusiones muy graves en la formación profesional de una persona. Seguramente, esto le habrá pasado a muchos estudiantes, y es por la sencilla razón de no saber controlar su propio estrés.

A pesar de todo esto, el estrés no siempre trae consecuencias desfavorables. También es visto como la presión que ayuda a enfrentar y superar situaciones desagradables o dolorosas, haciendo que la vida valga la pena. No se puede vivir sin estrés porque es una fuerza que impulsa a los seres humanos en sus vidas. Por ejemplo, el estrés que produce una competencia, debido a que activa lo óptimo de las capacidades de una persona ya sea en el estudio, en el trabajo o en el deporte; o la sacudida que produce la molesta alarma del despertador, porque es una motivación para que la gente madrugue a estudiar, prepararse y vivir un día más de su vida; o el interés por cumplir los objetivos que alguien se ha propuesto cumplir; o soportar una larga fila para luego poder disfrutar de un suculento almuerzo. Todas estas actividades implican algún nivel de estrés, sin traer consigo consecuencias desfavorables para las personas que las viven. Una cierta cantidad de estrés no es mala, ya que permite enfrentar los desafíos y mantenerse motivado. Pero cuando los niveles aumentan bruscamente, nuestra capacidad de enfrentar la situación se interrumpe y es aquí donde las consecuencias no suelen ser las mejores.

Se puede llegar a la conclusión de las graves consecuencias que trae el estrés en el desempeño de los estudiantes son el resultado de no saber sobrellevar este fenómeno. Este es el problema que tiene una gran cantidad de la población mundial frente al estrés: menos de un 20 por ciento de las personas reaccionan en forma adecuada al enfrentar una crisis como un incendio o una inundación. De similar forma pasa con las estudiantes de la Universidad ICESI. Si bien es cierto que es la universidad en Cali que más carga académica deja a sus estudiantes, estos últimos, no han implementado estrategias que les permita sobrellevarla. Existen diversas maneras en las que ellos pueden sobrellevar su estudio, sin dejar que este los absorba y les ocasione estrés, o por lo menos minimizando los niveles de estrés. Pueden implementar estrategias como: hacer sesiones de relajación, yoga o meditación, con el fin de despejar la mente y adquirir mayor concentración; tener un horario claro y bien establecido, es decir, distribuir eficazmente el tiempo, de modo que pueda realizar todo lo que deba hacer sin necesidad de hacer las cosas a la carrera; planear y preparar los exámenes, ya sea tomando buenos apuntes, revisando exámenes anteriores, repasando con amigos y haciendo una autoevaluación de los conocimientos propios; ocupando el tiempo libre en actividades diversas y enriquecedoras que propicien un desarrollo armónico de las capacidades y potencialidades individuales, tales como practicar un deporte, tener un pasatiempo, realizar manualidades o jugar con los amigos; y lo más importante es mantener una mente positiva hacia la vida.

Si los estudiantes implementaran estas estrategias en su vida cotidiana, a lo mejor controlarían todas las situaciones estresantes que les rodean. Ahora bien, ¿Por qué será que todo lo que pasa a diario ocasiona estrés en las personas? ¿Por qué será que los seres humanos se mantienen quejando a diario de que deben hacer muchas cosas? ¿Será que podemos vivir en un mundo sin estrés o será esto algo imposible de lograr? Eso es algo que cada quien debe resolver por sus propios medios. Y como dice Charles Simmons: todo se logra o todo se pierde gracias a nuestras actitudes.